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I PROYECTO QUIRÚRGICO DERMATOLÓGICO MALAWI 2109

INTRODUCCIÓN
Algunos aspectos socioculturales para intentar comprender el país.

Malawi, o Malaui, es un país del sudeste de África de tamaño relativamente pequeño, algo menos que la superficie de Andalucía y Extremadura juntas, aunque densamente poblado, con más de 18 millones de habitantes, aproximadamente el doble que las dos regiones mencionadas1.
Su capital Lilongwe, es el principal centro económico del país, si bien cuenta con otra ciudad importante más al sur, Blantyre, donde se ubican los dos aeropuertos comerciales. Las conexiones se establecen a través de la compañía Air Ethiopian, con un nudo de enlaces en Africa situado en Addis Abeba.

No posee conexión con el mar, y su geografía está marcada por dos elementos distintivos: la sabana y el lago Malawi.

El clima es tropical, con una temporada de lluvias entre los meses de Noviembre y Marzo, y el resto del año sin lluvias. Esto condiciona el ritmo de vida del país. Se alternan periodos de exuberancia en la vegetación con otros de sabana seca. Periodos de trabajo frenético por los cultivos, con otros de pausa eterna por el hastío, el calor o el hambre. Incluso tiempos con ríos de gente moviéndose a todas horas, suceden a épocas de aislamiento en áreas apartadas por los barrizales e inundaciones. Como las producidas en el sur del país por el reciente ciclón Idai, que también afectó a Mozambique, Zimbabwe y Zambia, y que mantiene aún a 7 millones de personas en riesgo de hambruna2.

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El lago Malawi ejerce de columna vertebral del país. Pertenece al sistema del Rift y se sitúa por debajo del famoso lago Tanganyka (Tanzania), marcando la frontera este de gran parte del país, en sentido longitudinal. Es el tercer lago más grande de África, con la mayor reserva de Cíclidos del planeta (esos pececillos de colores de los acuarios) y “el mejor esnorquel de agua dulce del planeta”3.

Con esta introducción, pareciese que la fauna podría ser un gran atractivo. Sin embargo, salvo en determinadas zonas acotadas donde pueden encontrarse la mayoría de los grandes mamíferos de África, la fauna local se compone de cabras, gallinas y cerdos que pasean por doquier en libertad, y muchas serpientes e insectos. Al interrogar a la gente local por los depredadores nos contestan: “se los han comido a todos “.

Los dos elementos geográficos diferenciados, marcan así mismo la distribución religiosa. La sábana y las montañas acogen a la población cristiana, mientras la ribera del lago, sorprendentemente minoritaria, la pueblan pescadores musulmanes. Ambos credos conviven pacíficamente. Los católicos suponen una minoría dentro de la amalgama de formas de ver la Fe cristiana que existe en Malawi, con cientos de iglesias, algunas protestantes, y la mayoría sectas con muchos rituales compartidos con el animismo que impregna su cultura.

Sin entrar en detalles, la historia del país está marcada por la esclavitud y el colonialismo4. En 1964 Malawi obtuvo la independencia del Reino Unido de la Gran Bretaña. Desde entonces el país se convirtió en República Presidencialista, con un interludio dictatorial, y siempre gobernado

por líderes sospechosos de corrupción y que acumulan grandes riquezas. Se han producido escenas de sainete, como cuando el actual presidente ocultó la muerte de su hermano trasladando el cadáver como si estuviese vivo, para intentar amarrar el poder. Recientemente se celebraron elecciones, que han provocado importantes protestas en la población por los claros indicios de manipulación de los resultados con métodos poco elaborados. Dicen que usaron la técnica del “typex” para cambiar las papeletas. Esperemos que esta situación no altere la habitual tranquilidad del país, caracterizado por ser muy pacífico y acogedor. De ahí el sobrenombre de “El corazón cálido de África”

Respecto a la economía, Malawi ocupa el puesto 194 de 196 países del Ranking PIB per cápita5. Por no aburrir con datos macroeconómicos, que se puede entender que son nefastos en general, y que están bien documentados en este enlace comparativo con España (https:// datosmacro.expansion.com/paises/comparar/malaui/espana), baste saber que gran parte de la población vive sin luz ni agua corriente. Pero os arrojaré otros datos más pedestres. En la mayoría de las poblaciones el teléfono móvil lo posee una sola persona (que cargan con una plaquita solar). Apenas tienen carreteras, y las que hay, las transitan más personas a pie, animales y bicicletas que vehículos. En las áreas rurales la economía es de subsistencia, y depende de las lluvias y los cultivos. Junto al lago viven comunidades de pescadores que venden el pescado a un precio que la mayoría no puede pagar. La mayoría de las plantaciones (té, tabaco, azúcar, algodón) pertenece a manos extranjeras, lo que no revierte en riqueza para el país. Y un largo etcétera.

Después de visitar en un viaje anterior muchas escuelas en el proyecto “Stop sarna”, pudimos hacernos una idea del estado real de la educación. Y me detendré en ello por la importancia que tiene en todo lo anterior y todo lo por venir.
Las escuelas primarias acogen a cientos de alumnos en

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unas aulas de condiciones lamentables. En muchos casos el pavimento de las aulas es de tierra, no hay pupitres ni sillas (generalmente hay una ó dos aulas que las tienen) y por toda dotación contienen una pizarra. La cifra de alumnos por aula es en torno a 50 – 150 para el primer año y disminuye piramidalmente para haber entre 5 – 10 alumnos en los últimos años. No porque haya más profesores, sino porque abandonan la escuela. El absentismo escolar es altísimo todo el año. Pero en la época de siembra directamente se abandona la escuela para poder ayudar en el campo. Evidentemente la situación será mejor en áreas urbanas, pero allí no vive la mayoría de la población.

Los profesores saben inglés, y los libros de texto usan este idioma, pero con las cifras de alumnado que atienden, sólo se explican la lecciones en chichewa, el idioma local, pues los niños no hablan nada de inglés. Sin embargo, las evaluaciones se realizan en inglés. Imagínense los resultados obtenidos. Hace falta ser un superdotado en Malawi para salir adelante.

Las escuelas secundarias son escasas, encontrándose una por cada muchos kilómetros cuadrados de territorio.

Aspecto de una escuela en el área de Benga

Y por último la salud. Los recursos sanitarios son muy deficientes, pero además en muchas ocasiones el problema está en que ni siquiera se acercan a obtener la ayuda. Bien sea por dificultad para el transporte, por miedo a la posible factura, o simplemente por dejadez, nos encontramos con auténticos dramas al entrar en las chozas cuando recorríamos la sabana buscando casos de sarna. El índice de SIDA es altísimo (uno de los más altos de África); la malaria, endémica; la eschistosomiasis también, sobre todo en el entorno del lago y los humedales; la tuberculosis, y otras muchas enfermedades infecciosas hacen estragos. Se ven con frecuencia enfermedades asociadas a la malnutrición, como la pelagra. Vimos casos de enfermedades ya olvidadas en los países ricos, como la lepra.

Aún existiendo programas de la OMS de reparto gratuito de medicación para enfermedades como el SIDA y la lepra, la gente sigue muriendo de ellas.

Hace unos años, los misioneros católicos de la Parroquia de Benga contactaron con una dermatóloga en España y le explicaron los graves problemas de piel que sufría la población local. Desde entonces un grupo de dermatólogos, liderados por la Dra. Cristina Galván, comenzó a acudir en sucesivos viajes intentando paliar la situación referida a nuestra especialidad. Y lo que hemos podido de otros problemas.

Con estos mimbres, en noviembre de 2018 un grupo de 3 dermatólogos y una residente de tercer año de dermatología pusimos en marcha el proyecto quirúrgico para atender aquellas situaciones que, por ausencia de infraestructura quirúrgica no habíamos podido atender en viajes precedentes.

BENGA PARISH
Un oasis en medio de la sabana.

En 2013 dos misioneros se establecieron en el área de Benga, una zona rural de Malawi, y también una de las más pobres, con la intención de desarrollar allí su labor pastoral, pero también de mejorar la vida de la gente. En poco tiempo han conseguido una serie de hitos de gran importancia para la población.

Desde el primer viaje los dermatólogos han contado con la infraestructura que proporcionaba la Misión para desarrollar su trabajo. No sólo para el alojamiento y manutención, sino también en labores organizativas y logísticas, como el transporte o la conexión con las autoridades locales.

La parroquia cuenta con una majestuosa iglesia, un centro parroquial y otros muchos edificios dotados de luz y agua que acogen, entre otras cosas, una guardería. En su compromiso con la educación, además de la guardería, desarrollan proyectos en todos los estratos de edad: han promovido y financiado las reformas de escuelas de educación primaria y una de secundaria, y cuentan con un proyecto de becas para estudiantes universitarios.

Por otra parte hacen llegar ayudas humanitarias venidas desde España y desarrollan otros muchos proyectos de tipo agrario, ganadero, etc.
Y todo ello intentando mantener un equilibrio con su labor pastoral.

Desde que supieron de nuestro proyecto quirúrgico, se volcaron en la coordinación con las autoridades sanitarias locales y completaron la logística sobre el
terreno.

PRELIMINARES Cómo surgió la idea

Quiso la casualidad que a mi llegada a Madrid el 13 de octubre de 2018, cuando me dirigía por primera vez a Malawi, coincidiera en la estación con dos dermatólogas que llegaban desde Navarra para el mismo proyecto. Una de ellas, la entonces residente de 2o año, Alejandra Tomás, acabó siendo mi pareja de trabajo una vez allí. Me uní a ellas para comer junto con el equipo de la Clínica Universitaria de Navarra en Madrid, y conocí, entre otros, al Dr. Pedro Redondo, que mostró un gran entusiasmo por nuestro viaje y unas ganas enormes de poder viajar en alguna ocasión. Especialmente si existiese una actividad quirúrgica.

Durante las 3 semanas posteriores, la Dra. Tomás y yo trabajamos muy duro, conociendo parte de la realidad del país y sus carencias sanitarias. Más de una vez nos acordamos del Dr. Redondo y su idea. Pero no fue hasta el último día, en el hospital de Alinafe, que tuvimos contacto con pacientes quirúrgicos. Tras dos pequeñas intervenciones, de patología benigna pero muy molesta, el Medical Officer de Alinafe, Angelo Makiyi, expresó su admiración por la habilidad quirúrgica de los dermatólogos y nos ofreció traer muchos pacientes que estaban esperando para poder operarse. En ese momento no había tiempo ni recursos para ello.

A la vuelta de ese viaje ya barajamos la idea de volver con ese objetivo. La Dra. Tomás pensando en embarcar al Dr. Pedro Redondo, primer espada de la cirugía dermatológica en España, y yo, pensando en mi esposa, la también dermatóloga Dra. Isabel Medina, a la que necesitaba hacer partícipe de la maravillosa experiencia vivida.

Inicialmente existía cierta reticencia, puesto que la piel negra es poco propensa a tener tumores de piel y, puestos a desarrollar esfuerzos para ayudar a la gente del país, pensábamos que quizás otros proyectos pudiesen ser más necesarios. Sin embargo, desde la población local seguían animándonos. Existía además un segmento de la población, al que hasta entonces apenas habíamos llegado, que eran los albinos, con una elevada incidencia de cáncer de piel en edades muy tempranas.

Así pues, comenzamos a desarrollar la idea. Para no encontrarnos con un proyecto que pudiese quedar huero, pensamos en abarcar tres objetivos con perfil quirúrgico: cirugía de tumores (centrado en la población albina), manejo de úlceras y, por último, quemaduras.

Ya existe un proyecto en marcha para identificar el origen de las úlceras en esa zona de África, aún en fase de desarrollo. Ulceras de Buruli, Ulceras trópicales, por parásitos, asociadas a lepra, etc., suponen un grave problema de consecuencias mortales en ocasiones. Las quemaduras, por otro lado, son frecuentísimas. Las casas no están dotadas de cocina, y la comida se preparan en fuegos a la entrada de las casas. Los juegos de los niños alrededor del fuego son constantes, y los accidentes también.

PROYECTANDO EL VIAJE La incertidumbre

Resueltas las dudas y contando con el apoyo de la Dra. Cristina Galván, líder del proyecto dermatológico en Malawi, comenzamos a pensar en financiación y fechas.
Para lo primero comenzamos haciendo un diseño del proyecto.
El equipo de trabajo no ofrecía dudas. La idea era hacer un grupo pequeño, para no elevar los costes y a la espera de saber qué demanda generaba un proyecto así. Alejandra, Isabel, Pedro y yo teníamos el entusiasmo y la determinación suficiente.

El lugar no era tan sencillo. Conocíamos el hospital de Alinafe, y sabíamos que la infraestructura no era suficiente para un quirofano en condiciones. Nos habían hablado de un buen quirófano en la zona de Lilongwe, pero era privado, con los costes correspondientes, y el traslado de los pacientes y el equipo se complicaba, puesto que está a más de 2 horas de la Misión, nuestro cuartel general. Por último estaba el hospital del distrito de Nkhotakota. Contaba con dos quirófanos, aunque nos habían dicho que el personal local no era muy colaborador, especialmente la skin clinical officer.

En este punto, con el proyecto aún en el aire, mantuve varias conversaciones con la Dra. Esther Ciancas, oftalmóloga veterana en varios proyectos quirúrgicos en Malawi y otros lugares de África. Ella, además de apoyarme, pudo informarme de primera mano de la forma de trabajar de cada hospital, con sus pros y contras.

Finalmente nos decidimos por dividirnos en dos localizaciones, el hospital de Nkhotakota para cirugía mayor, y el hospital de Alinafe para cirugía menor y curas.
Como se mencionó anteriormente, la idea era abordar 3 grupos de enfermos: tumores, quemaduras y úlceras.

La fecha que se propuso fue del 1 al 10 de agosto, haciéndolo coincidir con un campamento de verano de nuestros hijos (de Isabel y míos, Pedro y Alejandra no tienen hijos). Aun siendo la época más concurrida en la misión, nos aceptaron con la previsión de tener terminada una casa de nueva construcción.

En este punto, elaboré un borrador de proyecto y comenzamos a contactar con autoridades sanitarias del país y personalidades aquí en España que apoyasen nuestro trabajo. Gracias sobre todo al personal de la misión en Malawi y a los contactos de la Dra. Galvan en España conseguimos importantes apoyos en ambos territorios. Algunos como el famoso investigador Oriol Mitjá, que colabora en el proyecto de úlceras de Malawi. Corría el mes de marzo.

Hasta aquí la preparación. Elaborado un plan, todo el equipo creía en él, pero nos faltaba el dinero. La Dra. Galván contaba con una cantidad que nos permitía el desplazamiento, pero no cubría los gastos para material e infraestructura. El dinero, 4000 euros, se obtuvo por todo el trabajo de Malawi (incluido el proyecto quirúrgico), gracias a las Ayudas “Bartolomé Beltrán” del Colegio de Médicos de Madrid.

Para poder completar la financiación nos presentamos a otras dos convocatorias de premios a proyectos solidarios.
El primero, los VI Premios DKV y solidaridad, es un reconocimiento a un trabajo ya hecho, por lo que utilizamos la trayectoria de todo el equipo para tratar de conseguir los fondos. A mediados de abril nos comunicaron que el premio se había concedido a otro ganador.

El segundo, sin embargo, era una ayuda a un proyecto nuevo. La “I Convocatoria Ayudas a la cooperación internacional en materia de salud de la Fundación Quironsalud”. Se presentó nuestro trabajo bajo el título: “Proyecto quirúrgico dermatológico en Malawi”. Con gran sorpresa y alegría el 8 de mayo se nos informó que habíamos ganado una de las 5 ayudas de 10000 euros que se concedían.

Estábamos en marcha.

Pero teníamos otra noticia aún mejor. En esas fechas se estaba llevando a cabo el último de los viajes del proyecto “Stop Sarna“ en Malawi. Representantes del laboratorio farmacéutico Cantabrial Labs habían ido a conocer el trabajo de primera mano, incluido el Presidente del consejo de administración Juan Matji. Cantabria Labs apoya este y otros proyectos en Turkana (Kenia) desde hace tiempo.

Después de una semana viendo trabajar a los dermatólogos sobre el terreno, y conociendo nuestra intención de organizar un proyecto quirúrgico se desplazaron al hospital de Alinafe.

Tras ver lo precario de las instalaciones, se comprometieron a financiar la construcción de un edificio anexo en Alinafe, dotado con 4 estancias, incluidas dos consultas y una sala quirúrgica. Y todo ello haciendo llegar la luz eléctrica hasta el hospital, con la mejora que eso producirá en las instalaciones.

Aún sabiendo que no estaría listo para la fecha del viaje, fue un impulso enorme para nuestro proyecto, y nos redirigió a la hora de organizar determinadas compras de equipamiento.

A día de hoy las obras ya están en marcha.

En ese viaje, los doce dermatólogos
presentes fueron captando casos quirúrgicos, que nos hacían llegar vía wathsapp diariamente. También las autoridades locales fueron informadas y comenzaron a hacer lo propio.

La única nota negativa fue que la Dra. Galván, saliendo a hacer su deporte diario, sufrió una caída y tuvo que volver a España con un brazo roto.

LOS PREPARATIVOS Sin tiempo que perder

Ya no había vuelta atrás. Los premios de la Fundación Quirón salud habían contado con una importante afluencia de candidatos, y algunos proyectos los conocía personalmente y eran de gran nivel. Haber sido merecedor de uno de ellos nos cargaba de responsabilidad para hacer un buen uso del dinero concedido.

La ONG intermediaria exigida por la organización que habíamos elegido era Zikomo África. Esta modesta organización sin ánimo de lucro fue creada pocos años antes por Fernando Stampa y su mujer, Silvia Amorós. Tras hacer un viaje a Malawi y conocer en primera persona la situación del país, decidieron no quedarse de brazos cruzados y crearon Zikomo África, con el objetivo de ayudar a la población de Malawi. Compatibilizan su actividad laboral en Madrid con la labor solidaria de la organización, en la que han involucrado también a sus hijos.

Zikomo África recibiría la cantidad de 10000 euros con los que podíamos contar para compra de material y algunos gastos sobre el terreno. Los gastos de traslado y manutención no podían ser cargados por impedirlo los estatutos de la organización. Para estos apartados, y otros en los que no llegase el dinero, contábamos con la ayuda obtenida por la Dra,., Galván a través del colegio de Médicos de Madrid y con Emalaikat, la fundación que utilizan los Misioneros de la Comunidad de San Pablo Apóstol para financiar sus actividades.

Para no perder tiempo y encontrarnos con problemas de plaza o precio decidimos comprar los vuelos. Por circunstancias personales del Dr Redondo, las fechas iniciales se tuvieron que adelantar. A cambio conseguimos mejorar el precio presupuestado. Quedaron fijadas las fechas entre el 29 de julio y el 8 de agosto.

En el mes de marzo Ethiopian Airlines sufrió un accidente que dejó 157 muertos6. Quien no haya volado nunca en esa compañía podría tener la tentación de pensar que el accidente fue causado por insolvencia de la aerolínea. Nada más lejos de la realidad. Ethiopian Airlines es una empresa que une todo el continente africano y lo conecta con el exterior con unos altos estándares de calidad. De hecho, poco tardó en conocerse que el problema lo generaba el modelo utilizado, un Boeing 737 MAX 7, que ya se había accidentado por un problema similar con la compañía Lion Air, y que permanece retirado del aire y del mercado desde entonces.

Cuando se elaboró el proyecto se estudiaron diferentes posibilidades para la obtención de la medicación y el material médico. Finalmente nos decidimos por la ONG de cooperación al desarrollo Farmamundi. Además de ofrecer buenos precios, cuenta con material específico para proyectos en lugares con pocos recursos.

Otra ventaja es que se encargan de todo la burocracia necesaria para poder sacar la medicación del país con todos los requisitos en
regla. De hecho, la Dra. Galván ya
había contado con sus servicios en

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los viajes precedentes.
Otra cosa es la entrada en el país de destino. Para esto hay que contar con un escrito del hospital de destino aceptando la donación y con una aceptación expresa para aquellos fármacos con menos de determinado tiempo de caducidad. En esa gestión contamos con la colaboración de Brian Odhiambo. Brian es el encargado de parte de la logística de la Misión y, de todo nuestro proyecto.
Sin su ayuda no hubiese sido posible nuestro trabajo.

El equipo con Brian

Ya teníamos un borrador de pedido, pero ahora teníamos que pulirlo, y rápido, puesto que corría el mes de junio y desde Farmamundi se daban 1 mes para organizar y enviar el pedido.

Con la ayuda de Inmaculada Barquero, la encargada de nuestro proyecto en la oficina de Farmamundi, fuimos repasando toda la medicación, dejando un histórico en la bandeja de entrada de nada menos que 80 mails. Su colaboración y amabilidad fue absoluta.

Inmersos en ello, decidimos hacer un encuentro en Madrid de todo el equipo para conocernos y concretar algunas cosas. Bajaron desde Pamplona la Dra. Tomás y el Dr. Redondo y subimos desde Málaga la Dra. Medina y yo. Allí pudimos disfrutar de una cena con la Dra. Galván, su marido y su hija, Fernando Stampa, su mujer Silvia, y dos de sus hijos. Tuvimos la fortuna de coincidir también con Brian y un compañero suyo que se encontraban en Europa en temas de trabajo.

Además de pasar una magnífica velada, pudimos poner en común muchos temas.
Uno de los más importantes fue saber que el desplazamiento desde la Misión, diariamente, hasta el hospital de Nkhotakota, de nosotros y los pacientes, no era operativo. Brian estaba organizando nuestra estancia en un hotel cerca de Nkhotakota, desde donde viajaríamos cada día en mucho menos tiempo y por menos dinero.

De ese modo no disponíamos del hospital de Alinafe para las curas y el proyecto de úlceras, pero a cambio podríamos disponer de dos quirófanos y operar todo el equipo junto.

Estaríamos en la Misión en tres ocasiones. El día de llegada para organizarnos, el domingo para celebrar la Eucaristía y el día de nuestra vuelta.
Con este nuevo plan, tuvimos que reprogramar la dotación prevista. Retiramos un generador de gasoil que ya no íbamos a necesitar en Alinafe y duplicamos algunos materiales (como el bisturí eléctrico) para poder trabajar operando en dos equipos en Nkhotakota. Todo con la vista puesta en que, tras nuestro viaje, pudiese quedarse como material en el futuro quirófano de Alinafe. Añadimos también un pedido para poder realizar criocirugía, técnica sencilla y eficaz que puede resolver mucha patología con escasos medios, siempre que haya una fuente de nitrógeno líquido. Al ser el material que utilizan en la Misión para congelar el semén de las vacas, Brian sabía la forma de conseguirlo en Lilongwe.

El 23 de junio se recibió la donación de la Fundación Quironsalud y pudimos comenzar a ejecutar los pagos de todo el material.

A mitad de julio ya habíamos recibido el siguiente material:
– Deposito de nitrógeno de 10 litros.
– Bombona cry-Ac para criocirugía.
– 2 bisturíes eléctricos con todos sus accesorios modelo Q160 w de Quirumed – 2 cajas de almacenaje

– Varios de material fungible

Quedaba pendiente el pedido de Farmamundi, cuyo dato de volumen y peso esperábamos con cierta angustia.
El 16 de julio lo tuvieron preparado y nos enviaron la siguiente información:

“Pedido 8315 – Medicamentos: 2 bultos, 0,15 m3 y 27,42 Kg (dimensiones de las cajas:
59*39*43 cm y 39*39*31 cm)
Pedido 8317 – Material sanitario: 12 bultos (montados en un pallet de 120x80x145 cm), 1,39 m3 y 152,56 Kg”

El pedido de Farmamundi pesaba 180 kg exactos. El peso límite para nuestras maletas era de 184 kg.

Nos pusimos en marcha para buscar un método de envío alternativo, a la vez que solicitábamos a Farmamundi el envío inmediato (¡nos quedaban 2 semanas para partir!) y la traducción al inglés del Packing List (Anexo1), puesto que así lo exigían a destino. Esto último lo hicieron de forma casi inmediata. Un punto positivo más para elegir Farmamundi en futuros proyectos.

Gracias a la Dra. Galvan supimos que una cooperante de Barcelona se disponía a partir hacia Malawi el 22 de julio. Se trataba de Montserrat Martí, a quien había conocido en la Misión en el mes de octubre. En cuanto supo del problema de transporte que teníamos se puso a nuestra disposición. A través de mensajería le hicimos llegar todo el material de la criocirugía y los dos bisturíes eléctrico. Todo ello acompañado de una carta con mi sello y membrete de Zikomo haciéndonos responsables y con albaranes, pago de aduanas y facturas de todo el material. El 23 de julio nos informó que todo había llegado a destino sin complicaciones. Fue uno de los muchos ángeles que se nos fueron apareciendo por el camino.

Aún nos quedaba encajar el resto del material y nuestras pertenencias en el equipaje.

En previsión de que no fuese posible contacté con dos empresas: Air Cargo y Air Ethiopian.

Los precios de Air Cargo resultaron muy elevados (284, 21 € para el paquete de 27 kgs, y 1132 € para el pedido completo). Además había que comenzar a gestionar nuevo papeleo para la medicación
En Air Ethiopian, sin embargo, me informaron que el precio por maleta adicional de 23 kg era de 140 euros, añadiéndole 50 euros si llegabas a 32 kg. Nos decidimos por intentar encajarlo todo y pagar alguna maleta adicional si era necesario.

Hasta aquí la preparación del material. Hablemos ahora de los permisos de trabajo.

En todos los viajes anteriores había sido suficiente que los médicos tuviesen un permiso de trabajo, que suponía un gasto pequeño dentro de la organización.Pero en el último viaje, a raíz de una minicampaña de exploración de albinos para preparar nuestro proyecto, la cosa cambió.

La situación de los albinos en África es especial. La piel negra supone una ventaja como defensa del organismo contra la radiación solar del trópico. El albinismo es una enfermedad genética, que engloba diferentes tipos, con diferentes mutaciones y que afecta a la producción de melanina en piel, pelo y ojos. En Europa se les puede reconocer por unos ojos muy azules, piel y pelo muy claros y, a veces, nistagmo, un movimiento brusco de los ojos de desplazamiento lateral. En África destacan como un faro en la niebla. Se calcula que en Malawi hay unas 10000 personas que padecen la enfermedad7.

Los problemas médicos, sobre todo de piel, son el primer problema al que se enfrentan. Los tumores son frecuentes desde edades muy tempranas.
Pero además, en Malawi es una enfermedad muy estigmatizante. Se les considera seres “sagrados”, con poderes especiales. Esto, lejos de ser una ventaja, hace que se les persiga con objeto de extraerle partes del cuerpo para comerciar con ellas y ser usadas en ceremonias rituales de brujería8. Al menos 22 personas han sido asesinadas por padecer la enfermedad en los últimos 5 años.

Cuando se organizó la visita de los albinos, las autoridades locales dispusieron un dispositivo de escolta para los albinos y exigieron que todo médico que fuese a tener trato con ellos perteneciese al Medical Council del país. Como otras veces, Brian pudo gestionar el papeleo con celeridad en aquella ocasión, y nos previno desde el primer momento que para nuestro Medical Camp (y venideros) pasaba a ser requisito indispensable. Aunque esto implica un aumento del coste del proyecto, también nos da una mejor cobertura legal y oficialidad a nuestro trabajo. Algo imprescindible cuando se realizan técnicas invasivas. (Anexos 2 y 3 )

Para la organización de uno de estos campamentos médicos, se exige un equipo de al menos 5 profesionales, uno de ellos un médico especialista local. Incluimos en nuestro equipo al Dr. Jacob Kafulafula, uno de los dos médicos del hospital de Nkhotakota y recientemente nombrado , de forma temporal, director médico del hospital .

Por último, quedaba lo más importante. El motivo principal de nuestra estancia allí. Los pacientes.
Con los pacientes detectados en el viaje anterior, y los que nos habían hecho llegar por teledermatología, hicimos una preselección de 23 pacientes “operables”. Con la advertencia de que los pacientes habían de ser reevaluados una vez estuviésemos allí, envíamos la lista a Brian y al Dr. Kafulafula con los datos de contacto para ser avisados. Dicha advertencia era importante, porque pacientes que se iban a desplazar desde lejos, podían haber cambiado en sus condiciones clínicas desde la foto y no ser operados. Algo que sucedió en algún caso. No queríamos malentendidos en ese sentido.

Nos habían advertido que, aparte de la lista enviada por nosotros , habría muchos más pacientes. Para evitar colapsos se tomó la decisión de citar a los pacientes albinos el primer día, así como aquellos casos más graves que requiriesen cuidados por nuestra parte tras la cirugía. A partir de ahí, se irían evaluando grupos diariamente hasta que se ocupase la totalidad del tiempo quirúrgico hábil.

Aún con estas indicaciones, la afluencia de pacientes nos generaba mucha incertidumbre.

Para la recogida de datos preparamos 100 fichas para pacientes quirúrgicos y un listado de excel con recogida de datos para explorar a 200 pacientes en total (ampliable, si fuese el caso).

Además, la Dra Tomas preparó una ficha específica para pacientes albinos con datos de interés y con recogida de cabellos para incluirlos en un estudio iniciado por la Dra. Ester Artero sobre la correlación clínico-molecular de pacientes albinos y cáncer de piel.

Cuando terminamos toda la preparación, hicimos una valoración de gastos hasta el momento. Ascendía la cifra a 12891 euros. Nuestro presupuesto estimado era 19887 €, con lo que parecía que íbamos bien de presupuesto. Sin embargo, nuestra intención era que el proyecto se autofinanciase en su totalidad, para no retirar fondos de otros proyectos. En caso de que sobrase algo de dinero, se usaría para afrontar siguientes proyectos dermatológicos (quirúrgicos o no) con solvencia.

Para ello pusimos en marcha una estrategia de recaudación de fondos a través de envío masivo de wathsapps recordando a familiares y amigos nuestra partida, e invitándolos a visitar el enlace “www.javiromero.es». Allí se explica el proyecto y se informa del modo de colaborar. Posteriormente, en el estudio económico, se comentará el resultado. Pero ya puedo decir que la respuesta me emocionó profundamente y nos cargó de responsabilidad a todos.

Y con estos preparativos hicimos las maletas… cada uno lo suyo en su casa, porque faltaba hacer las maletas de todo el material que se había ido acumulando en la sede de la Clinica Universitaria de Navarra en Madrid.

DÍA CERO: LUNES 29 DE JULIO

Isabel y yo partíamos desde Málaga en AVE, Alejandra desde Pamplona, y Pedro tenía jornada laboral en la CUN (Clínica Universitaria de Navarra) en Madrid, nuestro punto de encuentro.
Sobre las 12:30 llegamos a la CUN y nos encontramos parte del equipaje ya introducido en maletas por parte de Alejandra. Durante toda la mañana estuvimos abriendo paquetes para equilibrar peso y volumen en cada maleta e intentar ajustarnos a lo que podíamos facturar.

Para la hora de comer habíamos conseguido tener 8 maletas en 23 kg o menos, una maleta extra y parte del material que habíamos considerado no imprescindible apartado para llevarlo a Malawi en un siguiente viaje. Entre otras cosas, se quedaron un paquete de 200 gasas (Pedro se había empeñado en que tuviésemos gasas suficientes para empapelar el hospital de Nkhotakota), dos lamparas de exploración clínica que pasaran a formar parte dela nueva Dermahouse donada por Cantabria en Alinafe y un trípode del esterilizador que no entendíamos para qué servía y que averiguaríamos (para nuestra sorpresa) más tarde.

Durante la comida nos encomendamos al patrono de nuestra misión. Con dos trabajadores de Navarra y un Javier en el equipo, y siendo patrón de los misioneros, no podía ser otro que San Francisco Javier. Además, a Isabel también le gustan los Javieres. No tardaría en echarnos una mano.

Llegamos al aeropuerto con casi 4 horas de antelación, embalamos todo el equipaje con papel verde, debidamente etiquetado con un albarán con la dirección de la Misión y pagamos 140 euros de la maleta de más en el mostrador.

Los días previos habíamos intentado hacer el check-in
online, pero la página web no nos lo permitía. Fue en este
momento cuando supimos el motivo. Habían cambiado la
ruta de nuestro vuelo y tendríamos una parada en el aeropuerto de Lubumbashi, en el Congo.

Cuando hicimos las vacunaciones, Pedro e Isabel decidieron no vacunarse de la fiebre amarilla por no ser obligatorio en Malawi. Alejandra y yo sí lo habíamos hecho. Al parecer, en Etiopía sí lo solicitan y, cuando la escala se prolonga más de 12 horas allí, es recomendable. Con esta siguiente parada en el Congo, el riesgo de tener que permanecer más tiempo en zona de riesgo aumentaba.

La vacuna de la fiebre amarilla es la que más efectos secundarios produce de todas las que hay que recibir para viajar a África. Por contra, es segura, eficaz y sólo se aplica una vez en la vida. Sacamos el aprendizaje que, ante la duda, siempre es mejor vacunarse. Si vas a iniciarte en el voluntariado, nunca sabes dónde puedes acabar.

Para lo que no hay vacuna es para el virus de Ébola, cuyo primer caso en el Congo acababa de detectarse una semana antes.

Una vez dentro del control de seguridad nos relajamos. Isabel pudo disfrutar de su deporte favorito, el shopping, y compró el mejor reposacuellos de viaje de todo el universo, que conserva como un tesoro de valor incalculable.

El viaje fue tranquilo. Y en el Congo no vimos mosquitos portadores de fiebre amarilla ni gente con aspecto febril por Ébola. Sí subieron a bordo un montón de chinos. Al parecer están por la zona negociando con las minas de diamantes. Daría para una película.

DÍA UNO: MARTES 30 DE JULIO

Llegamos al aeropuerto de Lilongwe sobre las 14:00 h. Muchos pasajeros quedaron al pie del avión para seguir camino a Blantyre, más al sur y segunda ciudad del país por tamaño Llevábamos los papeles del visado preparados, y la gestión fue más rápida que en el viaje anterior. Están realizando algunas obras de mejora en el aeropuerto y se nota el avance.

Cuando nos dirigimos a recoger las maletas, sentimos por primera vez algo de nerviosismo. Si se extraviaba el equipaje nuestro proyecto podía quedar mutilado.
Al poco apareció la primera maleta verde. Respiramos aliviados y esperamos a las demás. Pasaron varios minutos. Nos mirábamos unos a otros y hacíamos bromas sin gracia con cara de cansancio. Cuando la gente empezaba a abandonar la cinta transportadora con su equipaje, y a nosotros nos faltaban 8 maletas por llegar empezamos a entrar en pánico. Justo en ese instante, un trabajador atento se acercó y nos preguntó, mientras señalaba nuestra maleta:

-How many suitcases do you have like that one?
-Eight more, contesté yo.
El peón salió corriendo y desapareció por una puerta. Pasaron aún varios minutos antes de que, mirando todos con el cuello estirado como una jirafa hacia la puerta que se lo había tragado, viésemos como aparecía con el pulgar señalando hacia arriba. Instantes después aparecieron las 8 maletas, como vagones de un tren milagroso, por la cinta transportadora.
– They were sending it to Blantyre!, exclamó el mozo orgulloso.
– Thank you!, acerté a balbucear yo, sin reflejos suficientes para darle una buena propina. Ninguno de los 4 pudimos negar que San Francisco Javier nos guardaba desde el primer momento.

Listos para pasar el último trago, el paso de aduana, nos dirigimos al siguiente control. Nada más ver aparecer nuestras maletas. un funcionario rellenito (uno de los pocos que veríamos los próximos 10 días) nos instó a abrir el equipaje. En esta ocasión nuestro ángel de la guarda fue Brian. Sin que nos diésemos cuenta, apareció acompañado de otro funcionario de rango superior para decir que ya se habían chequeado los permisos de ese equipaje y nos dejó pasar sin tener que abrir las maletas.

Las dos horas de carretera africana hasta la Misión, las pasamos departiendo con Brian, que nos puso al día de detalles relacionados con la logística.

Llegamos a la Misión en torno a las 5:30, anocheciendo. Allí nos recibieron los misioneros con los brazos abiertos, como siempre.
Nos instalaron en una casa que habían terminado de construir ese mismo día. Tanto es así, que el fontanero seguía arreglando alguna cosa, lo que le costó a Isabel quedarse a media ducha con jabón en todo el cuerpo. Tuvo que aclararse cacito a cacito con agua fría, con la consiguiente sorna por parte del resto del equipo.

Antes de la cena tuvimos el tiempo justo para ir al almacén de material médico que tiene el proyecto en la Misión (Casa-Derma, lo bautizaron) y recopilar algún material que teníamos anotado para recoger allí.

Esa misma tarde vimos algunos pacientes fuera del proyecto. Pero no acudió una sospecha de oncocercosis que teníamos citada para hacer una biopsia.

Durante la cena, conocimos a mucha gente que pasaba allí unos días vacacionales.
Dos hermanos valencianos, estudiantes de ingeniería, construían una casa a una anciana sin hogar. Un matrimonio madrileño, con sus tres hijos pequeños, ayudaban a montar estanterías en una escuela. Varias estudiantes impartían clases de formación a niños. Y más.
Nos gusta contar estas historias, porque no hace falta ser médico o ingeniero de caminos para aportar un granito de arena en países en desarrollo.

DÍA 2: MIÉRCOLES 31 DE JUNIO

Sobre las 8 de la mañana partimos con todo el material hacia el hospital de Nkhotakota, acompañados de Brian, nuestros dos traductores, Vincent y Prince, y una estudiante sanitaria, Inocence.
Tras una hora de viaje fuimos recibidos por el Dr. Kafulafula, recientemente nombrado director médico del hospital y, en teoría, uno de los miembros del equipo. Después de las presentaciones de rigor, un poco largas a nuestro entender (estábamos ansiosos por empezar), pasamos a que nos enseñasen la zona que ocuparíamos. En ese momento el Dr. Kafulafula nos hizo saber que, debido a sus recientes responsabilidades, no podría acompañarnos como le hubiese gustado. De hecho, el resto del tiempo no volvimos a verle más. Al parecer tenía una serie de reuniones en la capital.

Nos acompañaron a lo que llamaban el Minor theatre. Nos encontramos una pequeña sala de calor sofocante en semioscuridad, donde un Clinical Officer realizaba una cura sin más luz que la de una ventana en otra habitación contigua. Aunque nos habían prometido limpiar bien las instalaciones, saltaba a la vista que no se había hecho el trabajo.

Después de la inspección les hicimos saber que es imposible realizar cirugía alguna sin una luz adecuada. Parecieron entender la situación y nos
llevaron a visitar el Major theatre.
Esta otra zona quirúrgica, sin cumplir los estándares de

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limpieza a los que estamos acostumbrados, disponía de dos salas de operaciones aceptables. Para nuestra sorpresa con aire acondicionado, y una zona de recuperación, sala de esterilización y luces. Uno de los dos focos de quirófano estaba desmontado y al otro sólo le funcionaban la mitad de las bombillas, pero lo suplían con un flexo de escritorio.

Nos cedieron el quirófano y dejaron el otro, mejor equipado, para el uso del personal local. No se hicieron muchas intervenciones por su parte en esa semana pero se atendieron varios partos, y extirparon un tumor ovárico de gran tamaño. Sólo pudimos ver actividad del área ginecológica.

Major Theatre

Después de agradecer el cambio, nos dividimos en dos. Pedro, Alejandra e Isabel comenzaron a descargar todo el material, ayudados por el personal local, y a colocarlo en la sala de estéril . Yo, por mi parte, fui con el Dr. Kafulafula a buscar un foco de quirófano que alguien había donado y que debía estar en un almacén. Tras un tiempo de búsqueda apareció una lámpara portátil de excelente aspecto, y se dio orden de que la montasen en el “Minor” para el día siguiente.

Reunidos todos de nuevo, comenzamos a colocar todo nuestro material en la sala 1 (nuestra sala), tratando de mantener el máximo orden. Cuando terminamos y miramos a nuestro alrededor sentimos una gran satisfacción. Aquello parecía un quirófano bien dotado. Nos sentíamos capaces de afrontar cualquier reto quirúrgico.

Fuimos a comer con más de una hora y media de retraso. Para la comida nos desplazábamos a un restaurante a 10 minutos del hospital desde el que podíamos ver el mercado de peces en el lago. Aunque no disponíamos de mucho tiempo, lo cierto es que el lugar y la propia comida nos gustó a todos. Ese día nos acompañó Brian a comer.

A la vuelta, con poco tiempo ya antes del atardecer, comenzamos a explorar a los pacientes que estaban esperando. En seguida nos dimos cuenta que faltaban la mayor parte de los albinos. Aunque habíamos avisado que queríamos verlos el primer día, nos explicaron que venían de diferentes partes del país y no todos habían podido acudir.

Ese primer día exploramos a una paciente que generó mucha discusión en el equipo. Se trataba de una tumoración de gran tamaño en el labio inferior en una mujer de 49 años. La paciente presentaba desde el nacimiento una mancha en vino de Oporto en área mandibular. Se trata de una malformación capilar congénita, que progresivamente puede producir un crecimiento de partes blandas. En este caso el aumento del labio inferior había sido tal, que producía un efecto monstruoso, además de haber ulcerado la mucosa, dejando una herida infectada. Siendo la lesión benigna, y sin producir aún dificultad para la deglución

ni el habla, una parte del equipo se mostraba proclive a intervenir, puesto que el problema continuaría empeorando. Otra parte, sin embargo, consideraba que el riesgo por sangrado era demasiado alto. Decidimos aplicar un antibiótico y volverla a valorar el lunes. La paciente nos explicó que no tenía dinero para volver el lunes, así que le pagamos el

transporte y la citamos ese día.

Cuando llevábamos una hora explorando pacientes, y ya disponíamos de varios candidatos seleccionados, no me resistía a irme el primer día sin haber estrenado el quirófano, así que elegí dos cirugías pequeñas y me desplacé al área quirúrgica junto con lsabel.
Nuestro primer escollo fue averiguar el circuito que utilizaban para pasar los pacientes. Al preguntar al personal presente, uno de ellos se acercó a mí y me hizo entender que era muy tarde para avisar a nadie que nos pasara los pacientes y que a esa hora se iba todo el mundo. Tras una discusión, explicándole que no necesitaba a nadie, sino sólo saber el circuito, decidí hacer caso omiso y cambiar a los pacientes en una antesala del pasillo. Esa tarde hicimos sólo dos pequeñas intervenciones, pero ya teníamos el plan para empezar fuerte al día siguiente y conocíamos las necesidades para gestionar mejor los pacientes .

Exploramos 15 pacientes, aceptamos 5 pacientes para intervenir y se realizaron dos intervenciones pequeñas y una criocirugía.

Después de una jornada agotadora, a las 6.25 pm llegamos al hotel, ya noche cerrada y muertos de cansancio.

DÍA 3: JUEVES 1 DE AGOSTO

Nos levantamos a las 6:00 AM para ver amanecer y dar un paseo juntos antes de comenzar la jornada.
Sobre las 8:00 llegamos al hospital y nos dividimos en dos
equipos: Isabel Y Alejandra comenzaron a ver pacientes y

seleccionarlos y Pedro y yo comenzamos a operar los primeros pacientes de envergadura.
Nada más llegar nos estaban esperando con la llave del despacho del Dr. Kafulafula para la exploración de pacientes. Respecto al circuito de quirófano, por la mañana estaban mucho más colaboradores, y en seguida nos indicaron el lugar donde debían esperar los pacientes y cómo se irían cambiando antes de entrar por una puerta trasera que el día anterior no habíamos visto.

Sala de espera

Desde el primer momento Inocence, la estudiante, estuvo
encantada de entrar a todas las intervenciones y ayudarnos como circulante de quirófano, a la vez que nos observaba e iba aprendiendo la dinámica de trabajo en el quirófano.

Ese día estuvimos alternándonos en la labor quirúrgica y la exploración de los pacientes, que habían acudido en gran número.

También corroboramos que los pacientes albinos estaban fallando. Aunque estábamos explorando alguna patología severa, muchos de los casos eran patología benigna. También nos llegaban pacientes de otras especialidades o queloides.

Aunque los queloides son un problema importante en pacientes de raza negra por su tamaño, el abordaje quirúrgico aislado, sin un seguimiento a largo plazo, puede generar más un empeoramiento del problema que un beneficio para el paciente.

La patología tumoral benigna que fuimos seleccionando fueron aquellos casos que, por su tamaño y localización, podían ser estigmatizantes para los pacientes. El hecho de que fuesen tumores de gran tamaño, justificaba nuestra actuación. Por otra parte, se trataba de tumores que jamás hubiésemos intervenido sin una prueba de imagen previa en España. Así, nos encontramos algunas

sorpresas, como un quiste dermoide adherido a hueso, un lipoma submuscular frontal, que fue durísimo de sacar con anestesia local, u otras rarezas en los días sucesivos, que nos hicieron replantearnos la idoneidad de extirpar tumores de naturaleza benigna sin tener datos suficientes.

Durante el día, comprobé que habían instalado la lámpara en el Minor theatre y que funcionaba correctamente. Si podíamos explorar suficientes pacientes, aliviando la lista de espera, me propuse acondicionarlo al día siguiente para su uso, y así poder duplicar el trabajo quirúrgico.

Finalizamos el día habiendo explorado muchos pacientes y programado suficientes para pasar la jornada del viernes y el sábado operando. Con la sensación de que habíamos resuelto algunos problemas importantes, pero sintiendo la ausencia de los albinos, nos fuimos a descansar sabiendo que debíamos aumentar el ritmo de trabajo.

Volvimos a llegar de noche y ese día la cerveza nos supo a gloria.

DÍA 4. VIERNES 2 DE AGOSTO

El viernes nos levantamos con dos ideas en la cabeza: – reclamar a los pacientes albinos
– Duplicar el quirófano

Desde primera hora estuvimos localizando a Mr. Texon y a Brian para que se pusiesen en marcha, puesto que nos habíamos dado cuenta que casi toda la patología que merecía nuestra presencia allí provenía de los albinos. Si no acudían rápido nos íbamos a encontrar con una lista de pacientes con patología benigna programada y sin tiempo para atender a los albinos, con una altísima incidencia de patología maligna.

Dividimos de nuevo el trabajo, y en dos horas tuvimos el “Minor” preparado para intervenir.
Nada más terminar, y cuando estaba pasando el primer paciente, apareció una niña, en brazos de la vigilante de seguridad, con el pie izquierdo desgarrado por un accidente de bicicleta. La pobre empleada no tenía idea de qué hacíamos allí, y la niña lloraba, no sé si de dolor , o por encontrarse con un “usungu” de bruces*9. Evidentemente tuve que demorar la cirugía hasta haber curado convenientemente a la niña, que se fue sin llorar, al ver que el usungu la trataba con delicadeza.

Esa mañana nos trajeron a un niño de 1 año y medio que
presentaba una sindactilia, es decir, dos dedos, el 4o y el
5o de la mano derecha, unidos desde el nacimiento. Este
caso también generó discusión sobre si debía ser operado, al no ser algo que los dermatólogos estemos acostumbrados a tratar. Decidimos valorar el caso tranquilamente de vuelta al hotel, una vez estudiados los pros y los contras.

Durante las exploraciones del día anterior, habíamos tenido algunos casos que nos generaban dudas, y descubrimos que podíamos disponer fácilmente de pruebas de Rayos X y ecografía.
Su uso nos permitió detectar un osteocondroma de gran tamaño en una niña, descartando así la cirugía o que se tratase de un tumor maligno (apoyados por los radiólogos desde España). También pudimos valorar una tumoración de partes blandas en el cráneo, que nos ahorró igualmente una cirugía innecesaria.

Ya por la tarde comenzamos a ver de nuevo pacientes albinos para ser intervenidos. Parecía que nuestra exigencia había sido atendida.

La jornada del viernes fue muy fructífera en cuanto a cirugías se refiere. La apertura del Minor, aceleró notablemente la resolución de casos. Y aunque la luz era deficiente, el espacio estrecho y el calor abrasador, ninguno de nosotros se echó atrás a la hora de ocuparlo en ningún momento.

Poco a poco nos íbamos sintiendo más cómodos en el emplazamiento, y empezamos a darnos cuentas de algunos detalles curiosos. Como la ausencia de sábanas en el hospital. Cada familia utiliza sus propias prendas, fundamentalmente la colorida falda llamada Chitengue, que luego lavan a mano y tienden en los patios del mismo hospital. O la presencia de cabras pastando en esos mismos patios, que a veces amagaban a entrar en el área quirúrgica, donde a nosotros nos regañaban si no nos cambiábamos el calzado al pasar del Minor al Major. O las sillas de ruedas, fabricadas encajando sillas de plástico en armazones de hierro. Y un largo etcétera de detalles que habían pasado de impactarnos, a resultarnos

familiares.

También habíamos ido acomodándonos a nuestras nuevas tareas en el quirófano. No sólo éramos cirujanos. Éramos dermatólogos clínicos, atendiendo la consulta; celadores, acompañando a los pacientes por el hospital; auxiliares de clínica, reponiendo las estanterías; y limpiando el material; limpiadores, en todos los días que llevábamos nadie nos había limpiado el quirófano.

Incluso pasamos a ser conductores. Los primeros días nos habilitaron un coche con conductor, pero en vista que el camino no era largo, Brian aceptó la decisión de

que hiciésemos el trayecto por nosotros mismos.

El viernes volvimos viendo el atardecer y con la sensación de llevar toda la vida operando en Nkhotakota.

DÍA 5. SÁBADO 3 DE AGOSTO

El sábado nos levantamos animados por la llegada del fin de semana. Teníamos previsto trabajar hasta las 2 de la tarde e ir a comer al lago con Brian, Fernando Stampa y su familia, y otra gente que estaba alojada en la

Misión.

Durante la tarde anterior y esa misma mañana, después de revisarnos el caso de la sindactilia, habíamos tomado la decisión de intervenir. Esta enfermedad congénita debe intervenirse en torno al año de vida, para preservar la funcionalidad de los dedos unidos. El único caso en que se adelanta a los 6 meses es la de 4o y 5a dedo, nuestro caso. El motivo es que el crecimiento desigual de esos dos dedos produce una flexión anómala del 4o dedo, que conviene evitarse. Por otro lado, la técnica es relativamente sencilla y pudimos estudiarla bien.

Para ese día ya habíamos mejorado mucho nuestra organización.
Al conocer nuestros tiempos quirúrgicos, más lentos de lo que estamos acostumbrados a hacer en España, programábamos mejor a la gente, sin hacerlos esperar horas (o días, en algún caso). También mejoramos la técnica y el ritmo de esterilización. El día anterior tuvimos un breve parón al encontrarnos en un momento dado sin material estéril.
Haré un pequeño inciso en este punto para hablar de errores y aciertos en la compra del material.

El problema de las compras de material con Farmamundi es que no hay opción de ver lo que estás comprando. Has de fiarte de una descripción del producto en una línea de excel. Eso nos llevó a cometer varios errores.
El más flagrante fue el del esterilizador. Compramos un esterilizador de mayor tamaño del que ya teníamos con idea de esterilizar todo el material al final del día. Cuando embalamos el material en Madrid nos dimos cuenta que dicho esterilizador, parecido a una olla a presión, contenía un trípode. Al ser voluminoso decidimos dejarlo en Madrid, pues pensábamos que podíamos ingeniárnosla sin él. Una vez en Malawi, nuestra sorpresa fue mayúscula al averiguar que el trípode se utilizaba para colocar el recipiente sobre un fuego de hornillo, que no teníamos previsto. Estuvimos un rato girando la olla en todos los sentidos en busca del lugar para enchufarlo a la red eléctrica. Suerte que contábamos con el esterilizador pequeño, que al tener un ciclo de esterilización de sólo 33 minutos, nos salvó del desastre. También tuvimos que ir puliendo la técnica de esterilización. Al principio esterilizábamos el material después del lavado sin secar completamente las piezas. El material salía estéril, pero quedaba un residuo líquido que no nos gustaba. Diseñamos un circuito en tres pasos: 1o echar el material directamente al instrunet enzimático al terminar la intervención; al terminar la siguiente operación, enjuague y secado con papel secante (la acción del instrunet aceleraba mucho esta fase); 3o entrada al esterilizador. Dispusimos 10 cajas con tapa en orden consecutivo con el instrunet y con todo el material necesario para una cirugía, que íbamos usando en bucle. A partir de ahí no tuvimos más conflictos de tiempo con el material estéril.

Otro error fueron las pinzas, los mosquitos curvos y las tijeras. Las pinzas no eran tipo Adson. Su tamaño era excesivo para intervenciones pequeñas. Por suerte había varias Adson de proyectos anteriores que usamos para intervenciones más finas, como cirugía de párpados o la sindactilia. Con los mosquitos pasaba igual, solo que en este caso eran completamente inservibles para la piel. Servirán si hay proyectos de cirugía general en el futuro. Las tijeras, siendo buenas en el corte, su principal función por otra parte, eran algo grandes y acabadas en punta. Será necesario elegir Metzembaum de punta curva y tijeras de Iris para otro proyecto.

Respecto a la anestesia, no estuvimos muy contentos con las
moléculas elegidas. Se compró lidocaína con y sin adrenalina y
bupivacaína. No existía la opción de mepivacaína en Farmamundi.
Todos estamos muy acostumbrados a esta última por su seguridad,
rapidez de acción y eficacia. Aunque llevamos bastantes unidades a
última hora, se acabaron en seguida y para próximos viajes estuvimos de acuerdo en que la mejor opción es Mepivacaína al 2% + Bupivacaína con adrenalina.

Por último, las agujas de inyección- Elegí de 27G y 1,1/2 ́, por ser finas, pero no me fijé en el largo. Lo ideal para hacer intervenciones de tumores grandes son agujas algo más gruesas y no tan largas. Cuánto más larga es la aguja, más riesgo de pinchazo accidental. Teniendo en cuenta la alta incidencia de infección VIH es un factor a tener en cuenta.

Por no clavarme más agujas en los ojos, haré mención a una compra que me pareció un gran acierto. Llevamos unidades de jabón de tocador y botes de antiséptico de tamaño individual para que cada paciente operado pudiese tener material suficiente para su correcta higiene y hacer curas durante todo el proceso. También tomamos la decisión de hacer profilaxis antibiótica en

todos los pacientes para minimizar el riesgo infeccioso postquirúrgico. El kit postoperatorio que entregábamos a cada paciente incluía también analgésicos suficientes.

En general puedo decir que utilizamos casi todo el material comprado (sobrando unidades suficiente para más proyectos) y no echamos en falta nada imprescindible.

Hecho este inciso, esa mañana la dedicamos en su mayoría a intervenciones.
La intervención de la sindactilia, realizada entre el Dr. Redondo y yo, fue bastante estresante, puesto que intervenir a un niño de un año con anestesia local obliga a sostener al niño a la fuerza y los llantos son continuos por mucho que esté bien anestesiado. Fue bastante prolongada y a los 30 minutos el niño dejó de llorar y se quedó dormido, permitiéndonos trabajar bien. Salimos muy satisfechos con la intervención y quince minutos después el niño jugaba por el pasillo con una de las 100 pelotas saltarinas que habíamos llevado para regalar a los niños. Es increíble ver lo que disfrutan con cosa tan tonta, ¡y eso que en África es difícil encontrar un suelo duro para hacerlas saltar!

Pelota saltarina

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Antes de terminar tuvimos otro caso del que aprendimos mucho.
Alejandra y yo estábamos interviniendo un supuesto lipoma en cuero cabelludo a uno de los pocos pacientes con los que podíamos hablar en inglés, al tratarse de un profesor de escuela. Al iniciar la intervención le preguntamos que desde cuándo lo tenía, contestándonos que desde el

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Tumor congenito en linea media

nacimiento. Ese dato, junto con el hecho de estar en la línea media, nos hizo mantener las máximas precauciones desde ese momento. Retiramos la piel que cubría el tumor, comprobando que no se trataba de un lipoma. Al palparlo, su consistencia muy blanda (antes de abrir la piel estaba durísimo) y un claro reborde alrededor horadando el hueso nos alertó de la posibilidad de que se tratase de un mielomeningocele. Cerramos inmediatamente sin extirpar la lesión. Para los no sanitarios, el mielomeningocele es una herniación congénita de las meninges, con o sin tejido cerebral, por lo que podríamos haber generado un grave problema, al tratar de abordar una lesión benigna. Una mejor anamnesis previa nos habría hecho descartar esta cirugía sin una prueba de imagen. No hemos podido confirmar que lo fuese, pero la mera posibilidad nos hizo temblar las rodillas.

Cuando salimos del hospital eran las tres de la tarde y no pudimos comer con los demás. Lo hicimos junto al hospital un día más y llegamos al lago un poco más tarde. Pero lo suficientemente de día para visitar la Pottery (tienda de vasijas de barro) y jugar un partido de voley-playa Pamplona – Málaga. Ganó Málaga. Nada tiene que ver que todos los puntos los marcó una madrileña que se nos unió.

DÍA 6. DOMINGO 4 DE AGOSTO

El domingo nos dijeron que no se trabajaba en el hospital y lo tuvimos de descanso. Falta nos hacía. Aunque descansar, descansamos poco.
Por la mañana asistimos a un evento pastoral de importancia en el cercano pueblo de Salima. Si no recuerdo mal se celebraron 5 sacramentos: varias confesiones, dos bautizos, algunas confirmaciones, 14 bodas (13, una pareja se arrepintió) y la Sagrada Comunión. Suerte que no hubo ningún entierro, porque semejante pelotera sacramental nos llevó 3 horas. No sé como a D. Manuel, el parroco, no le dio un soponcio a 35 grados, con más de 100 personas y portando la casulla.

Boda en Salima

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Después de una breve comida en la Misión, aprovechamos para hacer la colada y fuimos va visitar un colegio de secundaria recién reformado por los misioneros en las montañas. Fueron dos

horas de viaje de ida y otras dos de vuelta por un camino infernal. Mereció la pena por ver cómo había quedado una escuela que hasta hacía poco estaba en lamentables condiciones.
Por último, compartimos un “pica-pica” que nos ofrecieron los misioneros antes de volver al hotel, encarando la recta final del proyecto.

DÍA 7. LUNES 5 DE AGOSTO

Nuestro requerimiento para que acudiesen los albinos fue eficazmente atendido y, aunque ya no nos quedaba tanto tiempo, la mañana del lunes recibimos un aluvión de dichos enfermos, con lo que empezamos a ver de nuevo patología grave, con riesgo vital para los pacientes.
Durante la mañana, aparte de varios cánceres de piel en albinos, vimos varios casos que merecen mención.

Dos hermanas albinas acudieron juntas. Una de ellas presentaba tantos tumores, y de tal tamaño que tuvimos que decidirnos por actuar en varios tiempos, abordando los problemas más urgentes y dejando otras lesiones para el futuro. La otra hermana, a pesar de ser mayor, tenía la piel bastante bien y no presentaba ningún tumor de importancia. Se quejaba de dolor costal desde hacía unas semanas que habían coincidido con una erupción nodular en ingles. Aprovechando que le intervinimos un nevus displásico de la espalda le tomamos una biopsia de la ingle. Solicitamos el favor de que le hiciesen una Rx de tórax y nos encontramos con un derrame pleural importante en el pulmón izquierdo. Intentamos gestionar la realización de un TAC o una toracocentesis sin éxito, y al llegar a España supimos que las lesiones de la ingle se trataban de un Sarcoma de Kaposi. El sarcoma de Kaposi es un tumor asociado al SIDA, con lo que el derrame pleural podía ser interpretado en ese contexto como infeccioso. Sabemos que está en terapia antirretroviral y esperamos haber podido ayudar a su recuperación. Todos nos lamentábamos del estado de su hermana pequeña, cuando era ella la que corría peligro inminente.

Ese día vimos otro albino, de 24 años de edad, al que desgraciadamente ya no pudimos ayudar. Presentaba una recidiva de un Carcinoma epidermoide en el cuero cabelludo, operado 3 años antes de forma insuficiente. La lesión presentaba un tamaño difícil de abordar sin anestesia general. Pero es que ademas presentaba dos grandes metástasis en occipucio, por contigüidad y múltiples adenopatías cervicales de diseminación linfática. Estaba pendiente de quimioterapia (poco eficaz en este tipo de tumores). Habíamos llegado tarde para ayudar. El pronóstico de ese chico es infausto.

Para compensar, vimos a otros paciente, que nos derivaba Cathy (la Skin Clinical Officer) porque no sabía lo que tenía. Presentaba una erupción muy llamativa, cara, escote y brazos, que Alejandra y yo supimos reconocer en seguida por haberla visto en tres ocasiones en nuestro anterior viaje. Se trataba de una Pelagra. La pelagra es una enfermedad producida por un déficit de Niacina, causado por una dieta pobre en proteínas, resumiendo mucho. Su historia era muy triste, ya que su marido la había abandonado poco antes por el mal aspecto que le daban sus lesiones de piel. Sabemos que con el tratamiento proporcionado (parte comprado allí y parte enviado posteriormente desde España) junto con una compra que le hicimos entre todos de alimentos ricos en Niacina, estará recuperada al 100%

muy pronto.

Por último, apareció un niño de 11 meses con una quemadura extensa. Aunque inicialmente pensamos que había sido reciente, al ver la herida nos dimos cuenta de lo evolucionado que estaba y nos confirmaron que llevaba así desde mayo. La quemadura afectaba a todo el cuero cabelludo y estaba completamente infectada. Al hacer desbridaje quirúrgico en el quirófano aparecieron incluso restos de paja. En esas condiciones resultaba inviable plantear un injerto, pero con las pocas curas que pudimos hacer antes de marcharnos, unido al efecto del tratamiento antibiótico, el aspecto mejoró notablemente, haciéndonos ser optimistas respecto a la evolución.

page21image65151184 (Pelagra)

DÍA 8. MARTES 6 DE AGOSTO

Esa mañana vino el último grupo de pacientes para explorar. Al día siguiente debíamos dejar hueco para poder recoger las cosas, haciendo el estocaje y volver a la Misión con tiempo para dejar ordenadas las cosas.

A primera hora vino una paciente albina, de 20 años, que estábamos
esperando desde el primer día. Presentaba un tumor nasal derecho,
ulcerado, que se había detectado en el viaje de mayo. Al verla nos
dimos cuenta en seguida que la lesión había evolucionado a peor de
forma rápida respecto a la foto que habíamos visto. El tumor tenía una
úlcera de gran tamaño, y al palparse se delimitaba un tamaño en
profundidad mucho mayor de lo que se veía. También podía
observarse como la lesión protruía en la luz de la narina derecha, casi
obstruyéndola por completo. A todo ello se sumaba un olor
nauseabundo, debido a una infección secundaria. Nos convencimos
de la necesidad de intervención rápida, aunque nos parecía que el
tumor podía estar adherido al hueso, complicando su extirpación.
Hicimos una radiografía que no nos sacó de la duda, pero pensamos
que lo prudente era intentar hacerlo bajo anestesia general. Si
abríamos y, al intentar eliminarlo, nos percatábamos que con la anestesia local era inviable, podíamos encontrarnos en un brete.

Contactamos con Mr. Kafulafula y nos dijo que no había problema. Anulamos otras intervenciones de patología benigna que habíamos citado y quedamos en comer pronto para que nos diese tiempo a hacerlo por la tarde.

Nos citamos con el anestesista a las 2:00 pm.

Llegaron también esa mañana otros dos grandes quemados. En esta ocasión se trataba de una niña de 18 meses afectando a la pierna y un varón de 13 meses con todo el hemicuerpo afectado. Se realizó desbridaje quirúrgico y, junto a la cura del día siguiente, se consiguió encauzar el tratamiento de ambos, dejándose pautas de seguimiento y material para curas.

Ya habíamos hablado en la introducción del drama que suponen las quemaduras en África. La costumbre de cocinar en fuegos a la entrada de las casas genera muchos accidentes, especialmente en niños pequeños. Parte de nuestro objetivo en el proyecto era atender estas

situaciones, pero al igual que con los albinos, nos costó hacer saber nuestras prioridades al personal local.

Esa mañana, Inocence, la estudiante que más tiempo había pasado con nosotros, dio sus primeros puntos de sutura. Durante la semana había aprendido a manejarse muy bien en el quirófano, comprendiendo los conceptos de asepsia y las diferentes partes de un quirófano, así como el material que utilizamos en piel. He de decir que se le dio bastante bien, para ser su primera vez.

Nos hubiese gustado contar más con el personal local, pero por una u otra circunstancia, solo Inocence aprovechó bien nuestra estancia allí. Al Dr. Kafulafula se lo
impidieron sus obligaciones. El Clinical Officer Angelo Makiyi, del
hospital de Alinafe, que tenía gran interés, solo pudo acudir el último

día, según nos dijo por dificultades de última hora. Respecto a Cathy, la Skin Clinical Officer de Nkhotakota, probablemente la que debía haber estado más interesada, nos demostró que no puede contarse con ella para el futuro seguimiento de los pacientes

Antes de comer tuvimos otro caso de sorpresa con la patología
benigna. Se traba de un supuesto lipoma en la nuca. El tamaño era
enorme e infiltramos lidocaina con adrenalina para reducir el sangrado
lo máximo posible. Despues de una infiltración generosa el paciente
no parecía responder bien, así que pasamos a bupivacaína,
reforzando la anestesia. Continuamos operando pero, en cuanto
tratábamos de abordar el tumor el paciente se quejaba. Rescatamos
la ultima ampollas de mepivacaína, nuestro anestésico preferido, por
ver si podíamos mejorar la anestesia, pero sospechando ya que había algo raro decidimos abordar el centro del tumor para visualizarlo antes de seguir. Efectivamente, no se trataba de un lipoma. El contenido parecía tejido nervioso y estaba firmemente adherido a planos profundos. Tomamos una amplia biopsia en cuña, reduciendo el tamaño del tumor y consiguiendo material para su estudio histológico. Aún a la espera del resultado, esperamos que se trate de un neurofibroma de gran tamaño. La otra posibilidad nos gusta menos, ya que podría tratarse de un sarcoma (tumor maligno). En cualquier caso queda entre los pacientes pendientes.

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Inocence, dando sus primeros puntos

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Entrando a quirófano

Tras la comida, afrontamos la que iba a ser nuestra única intervención con anestesia general. Ya sabíamos que la anestesia en el hospital no la practican médicos. Son clinical officers especializados en esa tarea. Sin embargo confiábamos en la experiencia de nuestro colaborador.

Nada más llegar nos hizo saber que no entendía por qué hacíamos la intervención a esa hora. Parecía que no le gustaba tener que irse tarde. Le explicamos que nos íbamos al día siguiente y no teníamos otra oportunidad. El tumor estaba creciendo rápido, poniendo en peligro la vida de la paciente, y no queríamos operarla el mismo día que nos marchábamos. Le dijimos que calculábamos una hora y media de intervención y finalmente se convenció. Nos trasladamos a la otra sala operatoria, que tenía un respirador mejor (o que funcionaba, creemos) y

empezamos.
A partir de ese momento comenzó el calvario. Mientras preparábamos la mesa quirúrgica, inició la inducción de la anestesia, relajando a la paciente e intentando la intubación. Le costó sangre, sudor y lagrimas introducir el tubo en la traquea. Para entonces ya estábamos todos con los nervios de punta y la saturación de oxígeno por debajo del 80% (lo normal es más de 95). Pero lo peor vino a continuación. Veíamos que algo no funcionaba. Presionaba el ambú, menos de lo que todos creíamos oportuno, pero la saturación seguía bajando. Comprobaba si el tubo estaba en su sitio y parecía que sí. Sin embargo no conectaba el respirador y la saturación siguió bajando hasta el 50%. En ese punto nos temimos lo peor. A esos niveles existe riesgo de parada cardiorrespiratoria. Milagrosamente o no, de repente la saturación comenzó a subir. No rápidamente, sino de forma oscilante y poco a poco. Pedro se dispuso a comenzar la intervención, pero la saturación no llegaba a niveles normales y le dijimos que esperase un poco. Sospechando que pudiese tratarse de un exceso de secreciones, se
introdujo el aspirador y, lo que al principio parecían secreciones normales
se convirtieron en un flujo de pus. Llegado ese punto (y sin haber
conectado en ningún momento el respirador) el anestesista nos hizo
saber que pensaba que había una infección en el pulmón y por eso no
mejoraba la saturación, que se había estabilizado en torno al 90%.
Aunque extrañados por la ausencia de sintomatología como fiebre,
disnea o tos durante el día, habíamos sido testigos de la secreción
purulenta.
Nos miramos unos a otros y, después de la situación vivida, y viendo que
el anestesista no manejaba la situación correctamente, tomamos la dolorosa decisión de cancelar la intervención.

La paciente despertó sin incidencias y quedó ingresada con antibioterapia (que ya habíamos comenzado por la infección en la úlcera del tumor) y a la espera de una radiografía al día siguiente. Y nosotros muy decepcionados.
Cuando a la mañana siguiente vimos la radiografía de tórax completamente normal, y la paciente en buen estado, a la decepción del día anterior se sumaron todo tipo de pensamientos extraños en nuestra cabeza respecto a la situación vivida.

Esa tarde la completamos con otras intervenciones pero nuestro estado de ánimo había decaído mucho.

DÍA 9. MIÉRCOLES 7 DE AGOSTO.

Último día. Para esta jornada habíamos programado completar las curas de todos los pacientes con cirugías de envergadura, de modo que quedasen lo mejor encauzados posibles antes del peligroso periplo del postoperatorio africano. Aprovechamos para hacer una biopsia de la paciente del tumor nasal, para poder saber a qué nos enfrentábamos.

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Queloide auricular

En contra de nuestro criterio general, ese día intervinimos, entre otros un queloide. Habíamos visto queloides monstruosos. Sobre algunos de ellos intervinimos de forma parcial realizando infiltraciones, pero la mayoría fueron desechados para cirugía. Los queloides son tumores benignos de crecimiento progresivo antes traumas sobre la piel, en ocasiones mínimos. Es un problema producido por la susceptibilidad del individuo ante agresiones, y más frecuente en la raza negra. Ese es el motivo por el que la cirugía del queloide es la última opción. Puesto que la misma cirugía es una agresión, no es raro que tras la extirpación de un queloide, el mismo se reproduzca en condiciones aun peores.

En este caso nos decidimos a operar por el carácter pedicéulado de la lesión, con una piel de agarre que no estaba afectada por el queloide, y un tumor muy molesto por su voluminosidad. Sabiendo que corríamos un

riesgo nos decidimos a intentarlo, operando e infiltrando el borde de la cicatriz. Posteriormente el paciente aplicaría una crema que se ha visto efectiva en el control de recidivas: el imiquimod.

Sobre las 12 del mediodía decidimos parar la actividad e iniciar la recogida de material. Intentamos terminar antes de la hora de comer, pero no nos resultó posible. Tras la comida completamos el estocaje e introdujimos los bultos en el coche de Brian, que había venido a ayudarnos en esta tarea.

Cansados, algo decepcionados, por los casos que no habíamos conseguido solucionar, pero muy satisfechos por todo el trabajo realizado nos dirigimos hacia la Misión para pasar nuestra última noche antes de la partida al día siguiente.

Llegamos a la Misión con tiempo para dejar todo el material ordenado en CasaDerma, listo para ser usado en los siguientes proyectos.
También preparamos una caja con material adicional para entregarse al Sr. Makiyi, encargado de las curas de los pacientes del área de influencia de la Misión

Día 10. JUEVES 8 DE AGOSTO

A la mañana siguiente, después de la misa y el desayuno, partimos hacia el aeropuerto.
Tuvimos un viaje de vuelta sin incidencias, cada uno con un destino diferente, para seguir nuestras vacaciones unos días más.

Pero aún nos queda trabajo.

Por supuesto quedaba el estudio de las piezas de biopsia y su envío a Malawi, con indicaciones sobre el seguimiento que requieren los pacientes intervenidos.
El servicio de teledermatología ya existente servirá para indicaciones precisas y para la captación de nuevos pacientes. Desde hace ya varios años existe un chat con 49 participantes, la mayoría de ellos dermatólogos españoles, aunque algunos pertenecen a otras especialidades y países, que da asesoramiento a sanitarios de Malawi, y otros países de África, como Nigeria, Sahara Occidental etc., incluso de otros continentes. Quizás en otras especialidades no tanto, pero en dermatología resulta una herramienta útil a menudo.

También seguimos dándole vueltas a las dos pacientes que no pudimos operar. Haremos el intento de traerlas a España para poder operarlas. O, en su defecto, buscarles una solución allí en Malawi. Sabemos que no podemos arreglar todos los problemas, pero una vez que el problema ha formado parte de nuestras vidas, es difícil permanecer ajeno.

Pero eso no es todo. Ya se encuentra en marcha el proyecto ”MEJORA DE LA SALUD DERMATOLOGICA EN LA ZONA DE BENGA, DISTRITO DE NKHOTAKOTA,MALAWI 2019-2020”, con 4 campañas programadas hasta julio de 2020, la primera de ellas en octubre. Por tanto el seguimiento de los pacientes está asegurado y la cobertura de un siguiente proyecto quirúrgico para los pacientes que sean atendidos en este tiempo y requieran cirugía se hace necesaria.

El enlace a través del cuál se puede acceder a todo el contenido del proyecto es: https://1drv.ms/w/s!Ah8-aZ5I7E_dgfg1DmmUaZhYE-iAUg

Por tanto el final de esta historia no es un punto y final, sino un punto y seguido para la mejora en la atención sanitaria de los pacientes del área de Benga, en Malawi.

RESULTADOS

Se exploraron para cirugía a 136 pacientes, de los que 56 fueron incluidos para cirugía ó técnicas quirúrgicas de algún tipo (Tabla 1) y 80 fueron rechazados por ser patología perteneciente a otra especialidad médica, no haber indicación quirúrgica o estar fuera de nuestro alcance (Tabla 2).

De los 56 paciente seleccionados para cirugía se obtuvieron los siguientes datos: – 49 cirugías en 39 pacientes, máximo 3 cirugías en una paciente

de los cuales:

– 12 criocirugías, sobre tumores o lesiones pretumorales. A excepción de una verruga vulgar – 3 desbridamientos quirúrgicos y curas a grandes quemados.
– 3 infiltraciones/drenajes quirúrgicas.
– 2 Cirugías anuladas ó rechazadas

Cabe destacar que 18 pacientes intervenidos fueron albinos, siendo los portadores de todas las patologías tumorales malignas excepto una.
De las dos cirugías anuladas también una era una albina con patología presuntamente maligna.

En términos porcentuales podemos decir que un 48% de la patología intervenida fue maligna, y un 94,7% de la misma pertenecía a la población albina.

Se exploraron en total a 22 albinos a los que se le tomaron una serie de datos, que serán incluidos en un estudio más amplio que se realiza en el Hôpital Necker-Enfants Malades de París, (Francia) por la Dra. Ester Artero y el Dr. Smail Hadj-Rabia, relacionado con la correlación clínico- molecular y la incidencia de tumores cutáneos de los pacientes albinos. Dichos datos se muestran en la tabla 3.

Con estos datos podemos dar respuesta al cuestionario que nos propusimos en la elaboración del proyecto y que queda así:

Criterios de evaluación:

– Cuantitativo: Nuestro objetivo son 50 intervenciones, si bien estableceremos el sistema de evaluación según el tiempo de uso del quirófano.

– incumplimiento: < 60% de tiempo de uso de quirófano
– cumplido insuficiente: 60 – 80% tiempo de uso* (66,8%) – cumplido : >80% uso de quirófano

suman un total de 3990 minutos. La suma de nuestros quirófanos fue de 2655 minutos, lo que supone un 66,8% de ocupación de quirófano.

– Cualitativo: Tipo de patología tratada. Este criterio es más importante que el anterior, puesto que los recursos que vamos a utilizar están en desuso la mayor parte del tiempo, nuestro verdadero objetivo no es tanto optimizar el uso de los mismo (un criterio más occidental), como ofrecer ayuda a pacientes que de otra forma no la hubiesen recibido.

– ¿hemos intervenido patología tumoral, amenazante para la vida del paciente ? si/no. Un 48% de los tumores eran malignos.

– ¿hemos corregido alteraciones que mejoren la funcionalidad
del paciente(bridas, retracciones)? si/no Hemos corregido una sindactilia y

cambiado a mejor el curso clínico de 3 grandes quemados

– ¿hemos intervenido malformaciones que estigmaticen o
dificulten la vida del paciente ? si/no El 83% de los pacientes intervenidos de

patología benigna presentaban lesiones de gran tamaño en zonas visibles o en localizaciones incómodas.

– Formativo:
úlceras? si/no. Las modificaciones de última hora en la organización nos han impedido abordar el apartado de úlceras

– ¿Ha adquirido el personal del hospital conocimiento para realizar intervenciones menores cuando la necesidad lo

requiera? si/no

Aunque en casi todas las intervenciones ha habido presente personal de Malawi, no han podido (o no han querido) asistir responsables directos de asistencia hospitalaria.
Aún así, una estudiante ha podido aprender el funcionamiento de un quirófano, la metodología y mantenimiento de la esterilización y dar puntos de sutura.

Teniendo en cuenta que futuros proyectos serán en el hospital de Alinafe, contamos con el entusiasmo y las ganas del personal adscrito a este otro centro.

En general, podemos decir que se han cumplido los objetivos principales del proyecto, alcanzando la cifra estimada de pacientes que nos habíamos fijado. El tiempo de uso de los quirófanos ha sido algo menor de la esperada, lo que se justifica por la necesidad de realizar todas las labores de limpieza, gestión de pacientes, esterilización del material, etc. No se ha contabilizado el tiempo empleado en las curas, que se hacían en el quirófano.

Los objetivos relacionados con las úlceras no han podido cumplirse, al modificarse las condiciones del viaje.

En cuanto a la formación del personal local, podemos decir que se han sucedido un cúmulo de circunstancias en contra, pero no nos resignamos a que en sucesivos viajes consigamos tener personal formado para seguimiento en curas y cirugía menor en nuestra ausencia.
Hemos contado con dos traductores muy eficientes en su trabajo, y uno de los cuales ha mostrado su vocación sanitaria después del proyecto. Su presencia con nosotros, además de darles trabajo, les ha servido como aprendizaje en muchos aspectos higiénicos y han podido transmitirlo a la población.

Hay que decir, sin embargo, que las autoridades sanitarias locales sí se han volcado en el proyecto, facilitando el reclutamiento de los pacientes y su atención. El Dr. Kafulafula, director médico de Nkhotakota, si bien no pudo estar presencialmente más que el primer día, puso a disposición su despacho personal y todas las instalaciones y personal del hospital del que pedimos soporte.

La pertenencia al Medical Council de Malawi nos ha dado seguridad jurídica, muy importante cuando los casos han podido complicarse.

La gestión de residuos ha sido similar a los métodos utilizados en España, con uso de contenedores para punzantes y toma de muestras en formol que se están analizando en España.

Hay que destacar el gran apoyo de la contraparte local, recibiéndonos en el aeropuerto, acompañándonos durante nuestro primer día de adaptación y ayudándonos en el último día a recoger. Además ha gestionado impecablemente el transporte de los pacientes, su manutención durante su ingreso hospitalario (asegurándose que cada paciente tuviese su comida diaria) y estando al quite en el momento que pedimos su ayuda para avisar a la población albina que faltaba. También nos acogieron en la Misión tanto al llegar como al irnos y el día festivo intermedio.

En todos y cada uno de los viajes realizados, la presencia del personal de la Misión de Benga Parish, de la Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol, nos ha dado una sensación de seguridad que es la que nos hace querer volver cada vez que nos vamos. No hay nada que favorezca más la labor de voluntariado que la sensación de sentirte a salvo. Ellos no siempre cuentan con ese valor que en occidente consideramos imprescindible. Desde aquí mi reconocimiento por su heroicidad.

A la seguridad en la estancia, podemos añadir la seguridad sanitaria. No hemos tenido ni un solo accidente relacionado con riesgos laborales. Ni pinchazos, ni cortes, ni accidentes de tráfico.

Respecto a la seguridad para la población local, se rechazaron los casos que suponían un riesgo excesivo, y el momento más crítico se produjo por parte del personal local, cuando el Clinical Officer trataba de anestesiar una paciente que nosotros considerábamos que con anestesia local era arriesgado. En el momento que vimos que la situación era de riesgo decidimos anular la intervención.

Las cirugías de patología benigna nos generaron alguna situación de riesgo menor, derivadas de la ausencia de técnicas de imagen complementarias. Hemos sacado un aprendizaje de ello para futuros proyectos.

Con todo lo anterior, nuestra evaluación, como primer proyecto quirúrgico dermatológico en Malawi, es positiva. Completaremos esta impresión “en caliente” con el seguimiento de los pacientes por parte del personal local, el seguimiento por teledermatología, que ya está muy activo a día de hoy, y los resultados definitivos de nuestra acción, que podrán ser contrastados in situ por los siguientes proyectos dermatológicos de los próximos meses (el primero de ellos ya en octubre).

En caso de confirmarse esta primera impresión, y con el aprendizaje obtenido en este primer campamento, contamos con la infraestructura de centro médico, material y logística para darle continuidad al proyecto.

ESTUDIO ECONÓMICO

Nuestro proyecto ha sido posible gracias a la Fundación Quirónsalud. La obtención de uno de los premios en la “ I Convocatoria de Ayudas a la Cooperación Internacional en materia de Salud de la Fundación Quironsalud”, dotado con 10000 euros, supuso el impulso definitivo a una idea en ciernes, relacionada con la ya desarrollada en Malawi por el proyecto de la Dra. Galván.

Uno de nuestros objetivos, además de los vistos anteriormente, es que el proyecto resultase viable económicamente. Cualquier acción de voluntariado debe acompañarse de una responsabilidad asociada para no sólo ser eficaces, sino también eficientes. Nada es gratis, y la solidaridad tampoco. Aunque me gusta más llamarlo Caridad. Parece que por una mala interpretación de los términos o un interés en desasociar cualquier aspecto positivo de las cosas con nuestra tradición católica, esta palabra se ha lastrado con un carácter despectivo.Sin embargo, su origen viene de la palabra “Caritas”, que es la virtud de amar al prójimo como a uno mismo. Si tengo que elegir si la persona que va a ayudarme, lo hace porque se solidariza conmigo, o lo hace porque me ama, me quedo con lo segundo.

En nuestro estudio preliminar hicimos una previsión de gasto de 19887 euros (Tabla 4). Por tanto la Ayuda recibida apenas suponía el 50% del gasto total. Como se comentó en la memoria, pusimos un marcha una pequeña campaña para conseguir financiar el resto del proyecto.
Lo cierto es que la generosidad de la gente ha sido increíble, significando un acicate más para dar lo mejor de nosotros mismos en nuestra misión.

Se ha conseguido a través de donaciones a la Fundación EMALAIKAT un total de 12790 euros de 23 donantes, que han permitido cumplir y superar las necesidades de financiación.
Además, como se puede ver en el excel, finalmente los gastos fueron menores de lo esperado, gracias a la decisión de centralizarnos en el área del hospital de Nkhotakota.

El dinero sobrante se seguirá utilizando para los proyectos en Malawi, incluido un próximo proyecto quirúrgico.

Ya se está buscando presupuesto para un respirador, un equipo de reanimación y todo aquello que pueda ser necesario para poder llevar un equipo con anestesista desde España y poder trabajar con más seguridad. También barajamos la posibilidad de contar con un ecógrafo, que sería de gran utilidad no sólo para los equipos de España, también para personal local que pudiese hacer un aprendizaje.

… y muchas cosas más que ya están en marcha.

CONCLUSIONES

Conclusiones de la preparación del viaje

1.- Es imprescindible la valoración de los pacientes ante de la ejecución de cualquier acto terapéutico, pero ahorra mucho tiempo y trabajo una buena selección previa que evite incluir pacientes no idóneos (queloides, gangliones, tumores benignos pequeños o inabarcables).

2.- Para la compra del material es importante visualizar los instrumentos, comprobando su idoneidad.

3.- A la llegada es preferible perder algo de tiempo y colocar bien todo el material, organizando aspectos como el almacenaje del material, la división del trabajo, los horarios de exploración y cirugías, el método de esterilización o la seguridad contra el robo.

4.- Para la formación del personal local, es mejor elegir pocas personas, muy comprometidas y con objetivos de aprendizaje concretos. Por ejemplo: hacer biopsia, hacer curas, retirada de puntos, abordaje de quemaduras,…

5.- El equipo de trabajo debe estar unido y conocer los objetivos comunes. Dispuesto a pedir perdón y perdonar ante los errores y vicisitudes. Todo el equipo debe estar dispuesto a realizar todo tipo de tareas. En caso contrario mejor contar con personal auxiliar no médico10.

6.- Es imprescindible asegurarse que todos los pacientes cuentan con el material de curas y la medicación suficiente para un postoperatorio lo más seguro posible.

Conclusiones del objeto del viaje

1.- Existe un gran número de pacientes a la espera de cirugía dermatológica en el Distrito de Nkhotakota. La mayor parte de esa patología es benigna.

2.- La gran mayoría de la patología dermatológica maligna se concentra en pacientes albinos.

3.- La patología benigna requiere atención por su carácter estigmatizante, pero debe ser objeto de una exhaustiva anamnesis y valoración previa, por carecerse de técnicas de imagen que minimicen riesgos que pueden ser innecesarios.

4.- De las 3 anteriores ítems, concluimos que el proyecto quirúrgico que iniciamos con este viaje debe centrarse en la población de albinos, como así sucede con otros proyectos dermatológicos de cirugía en el continente africano.

Como proyecto piloto, este viaje ha presentado errores e inconvenientes, pero la valoración general es muy positiva por nuestra parte y por parte de las autoridades sanitarias locales. También creemos que la satisfacción por parte de los pacientes es muy grande, aunque estamos deseosos de ver la evolución y resultado final de algunos casos.

Por todo ello creemos que el proyecto ha sido un éxito y debe tener continuidad en el futuro.

La sensación del equipo es que se ha tratado de una acción valiosa, aunque según las palabras de uno de los miembros, “es como intentar vaciar el océano con un cubo”. Me encantan las matemáticas, y he perdido el tiempo calculando el número de cubos que harían falta para vaciar el océano. Serían necesarios 6,5 x 10 25 cubos, es decir, si reclutásemos a las personas de una en una, cada persona del planeta tendría que sacar 9285714285714286 cubos.

Pero lo bonito de las matemáticas es lo siguiente. Cuando el primer misionero de Benga invitó a dos personas a ir a Malawi para resolver problemas de piel de la población, ellas viajaron allí en el año 2015. En el año 2016, la Dra Galván animó a dos personas más para volver. Y en el año 2017 fueron 8. Si esa progresión se hubiese mantenido, en 25 años se habrían reclutado 225 personas. Si cada una hubiese sacado 3 ó 4 cubos, para el año 2040 el océano sería un desierto. Evidentemente tendríamos que contactar con varios planetas habitados y traer extraterrestres a la tierra para reclutar a tanta gente. Lo importante en este caso no son los números, sino la idea. Y todos sabemos que las ideas son aún más poderosas que las matemáticas.

AGRADECIMIENTOS

En primer lugar quisiera agradecer a todo el personal de Benga Parish. Especialmente a Manuel Hernández, el párroco, por su apoyo en todo momento, y a Brian Odhiambo. Todo ha sido fácil gracias a Brian. Y todo ha estado organizado a la perfección. Por extensión a Fernando y el resto de misioneros de la Comunidad de San Pablo Apóstol. Por su trabajo y su sufrimiento en Cristo.

A Cristina Galván, alma y motor de todo el proyecto en Malawi, por su consejo y disposición permanente. Y a todo el equipo de “Malawianos” que arrastra detrás y que son un apoyo constante.
A Vincent, Prince e Inocence, traductores y ayudantes en todo.

A Fernando Stampa, y toda su familia, por lo fácil que ha sido colaborar con Zikomo África. Y a Mar Roldán, voz de Emalaikat.
A Inmaculada Barquero de Farmamundi, por hacernos sentir como si nuestro proyecto fuese el único del mundo, cuando coordinaban pedidos a muchos lugares desfavorecidos.

A Monterrat Martí, por su generosidad ayudándonos a transportar parte del material hasta Malawi.
A la Fundación Quirónsalud, por la creación de estas Ayudas y por confiar en nuestro proyecto entre tantos otros que lo merecían también.

A Mary Magdalen Ndawala, responsable de Alinafe, al Dr. Sostein Lankhulani, District Health Officer de Nkhotakotakota y al Dr. Kafulafula, actual director médico del hospital, por su apoyo al proyecto desde Malawi. No quiero olvidarme del entrañable Texon y del Sr. Makiyi.
A Oriol Mitjá, Miguel Angel Navarro (embajador de España) y Michael Marks (London School of Hygiene and Tropical Medicine) por confiar en nuestro proyecto y mostrar su apoyo.

A Cristina Ciancas, por transmitirme su ilusión y compartir sus experiencias quirúrgicas en Malawi.
A todos los donantes, que han confiado en nuestro proyecto para ejercer la caridad, o solidaridad, lo que cada uno prefiera.

A San Francisco Javier, por interceder y cuidar de nosotros.
A mi equipo, Alejandra y Pedro, que han soportado mi mal humor en los momentos de tensión y me han hecho sentir como si fuésemos una familia bien avenida. Y que seguiremos siéndolo siempre.
Y sobre todo a mi mujer, que accedió a mi primer viaje a Malawi en su peor momento, cuidando de tres hijos y trabajando por los dos. Y que en este viaje ha querido formar parte del equipo, trabajando con una humildad de la que yo no soy capaz.

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